sábado, 15 de marzo de 2008

1er día: Chac-Mool

Tal y como acordamos por correo electrónico, a las 7:50 a.m. muy puntual pasa Pepe Esteban a recogernos al hotel. Todavía no lo conocemos, pero la bienvenida consiste en un cálido abrazo que más parece un reencuentro, y no necesitamos más de dos minutos para desarrollar esa complicidad que nos hace sentirnos como en nuestra casa. Pepe es de esa clase de personas con las que uno le gustaría tropezarse cada mañana para contagiarse de su vitalidad y optimismo. Tras recoger a otros buzos (entre ellos a la forera MOON), llegamos al 'Playa Dive Center' donde conocemos al resto del staff: Vicente Fito (el socio mallorquí de Pepe), y al 'pinche Beto' (primo de Pepe y colaborador en el centro). También está Tere colaborando, y aprendiendo para su título de dive master. La mar está brava, así que toca hacer 'check dive' en cenotes: doble inmersión en el cenote 'Chac-Mool'.

Entrada del Cenote Chack Mool

El brieffing es extenso y minucioso, pues casi todos somos vírgenes en estas lides: Vicente nos explica la diferencia entre el buceo en cuevas y en cavernas, las líneas, la técnica del aleteo para no levantar sedimento, la regla de los tercios que sin ser necesaria aplicaremos como medida extra de seguridad, la forma de usar las linternas y de hacer las señales, cómo navegar al encontrar haloclinas, etc. Realizamos el control de lastre y, en grupos de 4 más guía, comenzamos la inmersión, y ¡menuda manera de empezar!.... Encontramos grandes salas, estalagmitas, estalactitas, y una increíble visibilidad que hace dudar de la presencia de agua; pero lo que más me impresiona es ese maravilloso azul de los contraluces que se observan al volver de las partes más oscuras del recorrido hacia la claridad de las bocas de los cenotes.

Transparencia y contraluz Transparencia y haloclina Contraluz


Es un buceo cómodo, relajado y sin complicaciones, donde lo único que juega en tu contra es tu propia mente, si tienes aprensión a los espacios cerrados. Un buceo que te llena de tranquilidad y serenidad; sólo el sonido de tus burbujas, sólo la contundente longevidad de una piedra moldeada por el agua y el tiempo, donde lo único animado es la luz y la sombra, que juegan a perseguirse tras cada movimiento de tu foco.

Tras las inmersiones, Pepe propone parar en el camino de vuelta en una pizzería que él conoce, pero algunos prefieren regresar al hotel, así que los llevamos, descargamos los trastos en el Centro, y nos lleva a un sitio alternativo en Playa al borde de la carretera: ‘La Floresta’, donde probamos los mejores tacos de marlin (swordfish, pez espada o emperador) y camarones... Comemos muy bien y pasamos un rato muy agradable, en buena compañía. Este Pepe, si como buzo es un crack, como anfitrión y como persona no tiene parangón (muchas gracias por tu desempeño, dentro y fuera del agua, dentro y fuera del trabajo). Después de la charla de sobremesa nos lleva al hotel a eso de las 6:30 y, debido al cansancio y a la diferencia horaria, nos pegamos una siesta de la que no despertaríamos hasta la mañana siguiente.

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