
Ponemos rumbo sur y nos dirigimos al primer punto de inmersión: 'Tortugas' (imaginad el por qué del nombre). La visibilidad no es buena y la corriente suave, y a menor corriente menos tortugas. Aún así, nos aburrimos de verlas, como una decena, ¡qué maravilla! ¡Y se dejan fotografiar desde cualquier distancia!

Tras la inmersión desembarcamos en la playa para hacer tiempo hasta el segundo buceo. Menos mal, porque ando algo mareado, pero pronto se me olvidan todos mis males... ¡menuda playa! Paradisíaca, con su arena blanca de origen coralino, sus rocas, sus palmeras, su selva, y mi mujer...

La segunda inmersión es 'Barracuda', donde la visibilidad es peor. Vemos grandes bancos de pargos, rubias y cochinillas, algunos nudibranquios, un pez trompeta, ... Vaya, bastante vida.




Aunque hace dos semanas que se fueron los tibus, de regreso en la barca Chatarras divisa uno ahí abajo, y allá se lanza Pepe en su persecución, con el tanque bajo el brazo. Tras 15 minutos de tensa espera asoma la cabeza y anuncia: "Ni cochinillas, Chatarritas. Ni cochinillas". Otra vez será. Desembarcamos en la playa de la que partimos con gran alegría por mi parte, porque el mareo era ya terrible y la biodramina está a buen recaudo en el hotel, para que no se gaste, y de regreso al Centro (con mucho cuidado de no meter arena en el coche) encargamos la comida en 'El Pirata'. Mientras descargamos y nos duchamos, Pepe endulza los equipos de todos de la misma manera que a mí me gusta la carne: vuelta y vuelta. Total, ¡mañana los volveríamos a ensuciar! La comida en 'El Pirata' consiste en un mero frito para cada uno, totopos, guacamole, cervecita bien fría.... ¡Espectacular!

Luego nos lleva Pepe a una heladería cercana a rematar la tarde, entre helados, historias y risas. Muy buena forma de terminar una jornada de buceo: entre amigos.
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