


Cuando nos queda poco aire, Vicente le cuelga a Linda un tanque adicional, y extendemos la inmersión un buen rato más. Al salir, mientras hacemos tiempo fondeados, damos cuenta del bocata y especulamos sobre el tamaño de aquella barracuda:
- "¿Sólo 2 metros? ¡Venga ya!".
Tras una hora de intervalo de superficie nos sumergimos en 'El Paso del Cedral', donde tenemos un grato encuentro con un tiburón gata (nodriza). Lino es todo un sabueso...



Regresamos al punto donde nos dejó el ferry, y en la esquina sureste de la plaza nos sentamos en una terraza para comernos tacos, y totopos con guacamole, con cervezas (la más barata de la Rivera Maya, Vicente dixit) servidas en balde de hielo... ¡qué delicia!. Regresamos a Playa con el mar ya más calmado, y volvemos andando al hotel, por gusto de disfrutar del camino: el muelle del ferry se encuentra al sur de Playa, pegado a la urbanización Playacar, donde se encuentran nuestros hoteles.
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